martes, 15 de abril de 2008

Promesa cumplida

La insoportable dualidad del Ser

David Cronemberg hace rato pasó a mi selecta lista de directores preferidos, aquellos realizadores que puedes ir siempre con altas espectativas a ver sus peliculas y sabes que no te defraudará. A veces me pregunto si eso es precisamente bueno, por que a altas expectativas, menor rango de gratificación produce el objeto de expectación. Sin embargo, hablamos de un película que es un monstruo filmico que no deja indiferente a nadie.

Es que el relato de Cronemberg se ha vuelto sincrónico y perfectamente armado como una compleja maquinaria cinematográfica. A medida que las tramas paralelas se trazan, vemos atisbos de los personajes, gestos, palabras, acciones que retratan a sus personajes con la fluidez de la tinta que se desprende en un trazo de un pintor japonés. Sus planos demuestran la elegancia y parsimonia de un artesano que conoce su oficio al dedillo, con el cuidado a cada detalle, como si de cada uno de ellos dependiera la vida completa de la obra.

En “Una historia violenta” el portagonista se desligaba de su pasado como asesino parte de un clan mafioso para rehacer su vida y formar una familia. En “Mortalmente parecidos” dos hermanos gemelos tienen una enfermiza relación de dependecia. En “Spider” la frágil mente del protagonista se debate entre el pasado y el presente. “Promesas del Este” plantea nuevamente uno de los tópicos transversales a la filmografía de Cronomberg: la insoportable dualidad del ser. Sus personajes se debaten no sólo entre el bien y el mal, sino entre sus deseos y obligaciones, así como también entre lo que es correcto y lo que no. Todos cargan secretos a cuestas, verdades que nadie quiere que se descubran, pues revelar el secreto podría traer la muerte o la deshonrra, o ambas, en el peor de los casos.

Mortensen encarna a Nikolai, quien se debate entre dos mundos sin guardar completa fidelidad a ninguno. Mientras oficia de chofer y asesino fiel a una de las más poderosas familias del crimen organizado londinense, sigue en secreto una agenda privada. Ana –Naomi Wats- quiere lo mejor para un bebé que ha quedado huerfano, pero también lo hace para salvarse a si misma de su propia desolación. El capo mafia Semyon se presenta como un anciano tierno y comprensivo en su restaurant, pero a medida que avanza el film, somos testigos de que es capaz de cometer las mayores atrocidades. Los secretos, las mentiras, corrompen el alma de los personajes, les hacen vulnerables y presas de su propio destino, debiendo Nikolai sacrificar su propia felicidad para salvar el destino de un inocente.

Esta es, sin duda alguna, el mejor film es cartelera en este minuto. Si se perdieron las sobre publicitadas –justamente, pero sobre publicitadas al fin y al cabo- “Petroleo sangriento” y “No es país para débiles”, esta es la función de los picados. No se pierdan “Promesas del este”, por que de cualquier mode, la de Cronemberg es una promesa cumplida.

E=MC2

Ah! Casi se me olvida:
de un total de 10 Oreos, le doy 9... casi una obra maestra.
(y sólo por que el personaje de Wats estaba un poco flojo)

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