martes, 8 de abril de 2008

A amarrarse las piernas

Desde hace rato que Chile parece dar un paso adelante y dos para atrás. Nuevamente, pese al gobierno concertacionista, pese a la apertura de nuestras fronteras e incluso a los avances científicos, irrevocablemente nos estamos sumiendo en una era de oscurantismo medieval. En esta ocasión, el fue el Tribunal Constitucional quien ratificó el reclamo de sectores conservadores respecto a la repartición gratuita en consultorios de la píldora del día después, metiéndole el dedo en el orto, literalmente, a un montón de mujeres.

Por suerte quedó ahí, pues la prerogativa pretendía también condenar el uso de dispositivos aceptados desde hace décadas como la T de cobre y eliminar la distribución del fármaco Levonorgestrel, presente en gran parte de las pastillas anticonceptivas que se distribuyen en nuestro país. El problema es que la mentada pildora se puede comprar sin problemas en farmacias del barrio alto, entonces, no me queda más que pensar que la medida no era otra forma más que simple y pura segregación. El mensaje es claro para las mujeres: si tienes plata, puedes tirar el poto a la chuña; si eres pobre, más le vale flaite de tu pololo Brayatán irse afuera, o tendrá que aguantar otra boca más que alimentar inscrita en la libreta –si es que existe una libreta, recordemos que los probres no se casan, se juntan-.

Y es que es bien diferente ser Opus y tener diez hijos y criarlos en una casa llena de opulencia, mandárlos a colegios exclusivos y tener tres nanas, que vivir hacinados en un 2x2 –no me refiero a un auto, sino a las penosas viviendas sociales-. Por que la principal diferencia es que el cabro con billete, en un futuro próximo, probablemente va a liderar el país y tenga un puesto político, igual que su papá hoy, mientras que el de abajo seguirá, igual que sus padres, sumido en la pobreza intelectual, monetaria y espiritual.

Y a pesar de que este entuerto me sabe un poco a cortina de humo para tapar el descalabro de Provoste, la corrupción de los municipios de derecha y la condena de diez años a los responsables de la desaparición de 9 miristas, es probablemente mi paranoia hablando. Mis cercanos saben que soy un ferviente devoto de la teoría de la conspiración, y lo de la pildora me sabe como si uno estuviese a punto de eyacular y de sopetón, alguien llega y te aprieta las bolas.

En el fondo todo es cíclico y de seguro la razón que motiva a estos vejestorios tanto de Tribunal Constitucional –institución que debenríamos pensar en desaparecer-, como de la derecha de nuestro país, es la misma razón por la que Abraham Lincoln liberó a los esclavos: asegurarse de tener mano de obra barata e ignorante, siempre más fácil de manipular.

Por último, siempre es conveniente saber quien legisla y como lo hace. Ya saben para las próximas elecciones, si Ud. no desea que alguien se meta en sus sábanas, tan sólo NO vote por un UDI o por RN. Si no le gustan tampoco los ladrones del otro lado, de la Concertación, lo mejor es votar nulo, como estoy pensando hacer yo, que ya me cansé de votar por el mal menor.

E=MC2

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