lunes, 5 de mayo de 2008

Santiago no es Bs. As. pero muchos se empeñan

HÁGANSE HUMO ¡POR FAVOR!

LOS FUMADORES ME TIENEN
‘HASTA EL PICO’


No hay caso, me levanto salgo a la calle y me encuentro con los desagradables de siempre, esos que van expeliendo bocanadas sin respetar a nadie y, lo peor, haciéndome respirar esa ‘mierda’ que es mucho más perjudicial para mí que para los mismo infelices que encienden sus cigarrillos donde les da el gusto y la gana.

Sí, tengo muchos amigos que son fumadores y gran número de ellos respeta o restringen su consumo en mi presencia, dependiendo también del lugar donde nos encontremos. También es verdad que en razón a esa realidad frecuento más a unos que a otros. Después de esta aclaración les doy mi parecer sobre el resto.

De los que no conozco puedo decir que amedrentan o simplemente nos desafían a nosotros, los que cada vez somos menos, pero finalmente los más perjudicados: los fumadores pasivos. Por culpa de lo que inhalamos tenemos un 50 o 60 por ciento de riesgo más que las personas no expuestas al tabaco de padecer enfermedades de distinto tipo y generalmente mortales, según varios estudios científicos realizados en los últimos años, pero no hay ninguna instancia que hablé de la vulneración de derechos que vivimos a diario quienes no fumamos.

No sé si quienes compren una o dos cajetillas al día me entiendan, pero caminar por la calle y que quien te anteceda te arroje su humo es muy desagradable, como también cuando estás entrando al Metro y no falta él o la imbécil que bota su último aliento contaminado en pleno túnel. Lo mismo te afecta de salida, no llegas a la superficie y varios ciudadanos, al unísono, ya han encendido su mandito ‘pucho’.

Caminar por el centro de la ciudad es insufrible, en cada hall de acceso de los edificios de oficina hay cientos de personas fumando, algunas edificaciones parecen ‘casa de puta’ de tanta mujer piteando en las entradas, a vista y paciencia de todo el mundo.


Ahora, pobre del que intente llamar la atención del fumador, pues sus respuestas son habitualmente violentas y sus reacciones verbales muy hostiles. Esto es entendible porque el humo que emite el cigarrillo va corroyendo los frágiles tejidos pulmonares y fijándose en ellos, lo que se deriva una disminución progresiva de la oxigenación cerebral, efecto que me hace comprender todo lo relatado anteriormente.
Sin embargo, la ley de tabaco ocasionó que muchos lugares con pésima ventilación se volvieran aptos sólo para fumadores, cuando muchos de los que trabajan allí deben soportar extenuantes jornadas con irritaciones a la garganta, ojos, etcétera. Lo único positivo, es que algunos locales, como el Bar Liguria -mí preferido después de Toma 1-, tenga un espacio para nosotros, lo que queremos un aire limpio. Lamentablemente, por las vicisitudes de la vida no tengo el dinero para frecuentarlo como quisiera, pero en fin, así es la vida. Lo más probable es que mis palabras se las lleve el viento.

Por Patricioe.

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