martes, 3 de junio de 2008

Una revolución silente

Sting, líder de The Police, tituló una canción como “la historia no nos enseñará nada”. Y bueno, siendo él mismo un profesor de Historia, supongo que sabe de qué habla. De cualquier modo, la máxima es válida no sólo por lo anecdótico, sino que al parecer estamos destinados, como también cantase el mítico Julo Iglesias con su voz de gorrión, a tropezar de nuevo con la misma piedra.

Nuevamente los pingüinos se movilizan, se toman colegios y protestan en las calles. Y digo nuevamente por que en el fondo, el movimiento escolar cumple, en la práctica, 4 décadas con un vigor que se ha vuelto palpable a contar del retorno a la democracia. Por suerte, el movimiento actual carece de la desprolija y maqueteada politización que hace un año provocaron los “rostros” de la revolución pingüina, pseudos “líderes juveniles” pauteados por sus respectivos partidos. Si bien este hecho le ha restado presencia mediática al conflicto estudiantil, le ha brindado cohesión y seriedad y objetivos claros.

A 40 años de “Mayo del 68” ocurrido en Paris, hecho que marcó un hito e instauró la irrupción de los movimientos estudiantiles como ente social y agente de cambio, las demandas del estudiantado son básicamente las mismas: una educación de calidad que rompa la sinergia de las estructuras de dominación, destacando los conceptos de equidad e igualdad como factores esenciales.

En una demostración de un excelente timing, los resultados del Simce, que este año permite comparar a la generación del 2006 y 2007 de estudiantes de 4º Básico, muestra un estancamiento en el avance de los niveles de logros por parte de los educandos. Además, sólo un 60% de la población pingüino-infantil logra aprobación media y avanzada de los contenidos, situando al 40% que muestra insuficiencias dentro del rango socioeconómico más bajo del país. Sumado a los escándalos de corrupción por parte de funcionarios de gobierno y la debacle de la educación-negocio en manos de una gastada derecha, el asunto parece ir en franca decadencia.

No obstante, pese a este apocalíptico panorama, no todo parece ir mal en la educación: que los estudiantes muestren un alto nivel de organización, solidaridad, compromiso y consciencia crítica para con su actividad, demuestra que la labor del gobierno no ha sido en vano, pues las directrices de los Objetivos Transversales de la educación, aquellos que tienen que ver esencialmente con temas valóricos, en la práctica, se está dando. Y con resultados sorprendentes.

Ad portas a una nueva era, llamada de la información y el conocimiento, la educación de nuestros estudiantes debe ser proactiva, formar individuos que estén listos para enfrentar un nuevo período en la historia de la humanidad, seres críticos y conscientes respecto a su pasado y presente y que se proyecten al futuro. Ya no basta con una educación en manos de un grupo dominante que “asegure” un puesto laboral bien remunerado, sino que los colegios y universidades cumplan con un rol preponderante en el ámbito social que es la formación de un individuo íntegro y su capacidad de pensamiento y entendimiento.

Estamos condicionados a ver resultados y tabularlos como su fuesen indicadores matemáticos abstractos y cuantificarlos, olvidando que, en el fondo, se está formando a personas y no engranajes aceitados de la gran maquinaria productiva del país, como pretenden algunas organizaciones. Si uno de los educandos se levanta de su pupitre y señala su disconformidad con el proceso, pues el primer paso ya está cumplido. Ahora nos toca a los demás hacer el resto. Si la historia nos enseña algo es, al menos, que “la unión hace la fuerza”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece bien que exista conciencia sobre lo que se protesta, pero creo que aún falta poner en el tapete de la discusión aquellos temas mucho más relevantes que en el Mercurio del Domingo pasado visualiza José J, Brunner. Sería interesante una discusión por ejemplo, el estatuto docente, o con la formación de docentes en Chile. Los cambios no pasan sólo por cambiar una ley por otra , sino que van más allá. Me temo que aún no hay un profundo análisis ni reflexión sobre el tema. ¿será que no lo quieren ver? ¿Porqué el Colegio de Pofesores le teme tanto a la evaluación docente? ¿Porqué darle tanta importancia al lucro? Qué más da que alguien gane dinero si entrega una educación de calidad. Sólo breves reflexiones. Ana Sol

Erick Milla dijo...

Supongo que la pelea por el lucro alude más a una vendetta interna en la Concertación, principalmente, y a la forma en que se reparten los dineros (y como meten la mano los concertacionistas a cargo, dicho sea de paso).
Lo más preocupante, eso si, es que los alumnos sepan bien por que están protestando, que supongo que será un segundo paso en esta evolución lenta, pero constante, en su proceso cognitivo.
Saludos
Erick