Editorial

Teoría del caos

Fue un fin de semana movido. Tanto local como en el resto del mundo, sobretodo en términos políticos. Fue escuchar el disparo de largada e ipso facto ver los corredores comenzar una agotadora maratón de un poco más de dos años -hasta elegir la próxima presidecial-, en una competencia que reemplaza las vallas por zancadillas y codazos, así como transforma la meta la en un puesto político que rinda, en el sentido "radical" de "rendir"...

Y parece que todo el mundo se puso las pilas: el stablishment logró el acuerdo para repartirse el botín de las presidencias de las cámara de Diputados, el PS debe decidir una nueva directiva entre posiblemente tres opciones: Allende, Ominami y Escalona, lo cual definiría también al candidato del partido: Lagos o Insulza. Lo mismo el PPD, que hace unos días contraatacó con iniciativas que sólo vemos en época de campaña: legalización del aborto terapéutico, reforma tributaria y la nacionalización del recurso hídrico, entre otros. La UDI también tuvo su cónclave en donde lucieron como vedettes a sus hijos pródigos, todos de vuelta para afianzar su imagen partido: Pablo Longueira, Joaquín Lavón y Antonio Coloma, los tres con aspiraciones presidenciales.

Pero este mal de prometer hasta meter no es sólo local: en la misma reyerta podemos ver a Hillary y Obama, ambos precandidatos demócratas, lanzando promesas como si estuviesen bluffeando en una mano de Texas Hold'em. Mientras Obama quiere traer a las tropas en Irak vuelta a USA de inmediato, si es a lapa, mejor, Hillary pretende paliar la crisis económica incluso recolectando fondos masturbando por crack. Ambos han entrado en un peligroso juego propagandístico dándole por cierto una ventaja parcial al rival republicano de ambos, John McCain -si, el de las papas en bolsa listas para hornear-.

Como lo indican las parábolas de nuestro senorsh, es un mal camino eso de tomar el atajo para llegar antes. Ya lo sabe Chavez y su fracasado intento por perpetuarse en el poder, también lo entendió Sarkozy en las recientes elecciones en Francia, en donde el voto de castigo en contra de su gestión dio la ventaja a los socialistas en comicios municipales. En política, no por mucho madrugar amanece más temprano, pero también, la gente no es tan tonta -a pesar de lo que los políticos y el sentido común nos diga- como para no castigar las promesas inconclusas, la demagogia y la corrupción. Por hoy por hoy, en un escenario hipotético, aún gana el menos malo del montón.

Erick Milla C.
erick.milla@gmail.com