viernes, 14 de marzo de 2008

Editorial

Pinta tu villa y serás universal

Persépolis, la novela gráfica transformada en película que por estos días toma con la guardia abajo a la cartelera local, retrata la infancia de la autora Marjane Satrapi durante el período que comprende la caída del último Sah de Irán y la asunción al poder del Islamismo conservador. A primera vista, la obra parece una curiosa versión de Mafalda en pleno Oriente Medio, con ciertos toques algo Orwellianos que le quitaban el sabor dulzón de la tira cómica de Quino, pero agregan mayor cuerpo y oscuridad a la mezcla final.


El filme, realizado en Francia, no viene exento de polémica: el gobierno Iraní accedió a mostrarla, pero de manera controlada, con expertos es que al final de cada exhibición, le dieran una guía a la audiencia, una suerte de libertad vigilada o chip de control para los Iraníes. Situaciones tan
radicales como la imposición del uso del velo y la negación de las influencias foráneas por considerarlas malignas, hechos ocurridos no sólo en Irán, sino también en Afghanistán con la llegada al poder de los talibanes, son graficadas en la obra con la candidez que lo haría un niño.

Persépolis me trajo recuerdos de mi propia niñez, cuando afuera de mi casa en Quinta Normal se escuchaban los disparos en las esquinas y las tanquetas pasaban por la calle, mientras adentro, escondidos bajo la cama, jugábamos Atari con mis primos hasta a entrada la noche. Nuestro favorito era Missile Command, en donde pixelados rayos amenazaban con volar tu ciudad si no lograbas detenerlos en el cielo. Si, el soundtrack de adentro a veces se confundía con el de afuera y creaba un efecto que hoy conocemos como sorround, pero que para ese entonces era extraño.

Sin embargo, también me trajo a mi presente, en donde se nos hace creer que esos mismos artículos que nos darán libertad, en realidad nos la coartan. Me refiero a un país lleno de cámaras de seguridad sin que siquiera sepamos que estamos siendo grabados. Me refiero a un Tag que sube 20% su precio en sólo dos años, en un acto de monopolio, usura y frescoderajismo absoluto. Y por que no, me refiero a la falta de debate, a la manipulación de la información, a los altos niveles de corrupción, a la MEGAización de los contenidos mediales, a que la marihuana sea catalogada como droga dura y que la Concertación celebre por que una ministra se salvo de cueva de la PLR, por culpa del azar.

Quizás en Chile nuestras mujeres no usen velo por que su libertad es un derecho intrínseco y eso se defiende, pero si las utilizamos para calentarnos mientras mueven el culo jugoso y las pechugas hinchadas de silicona a las 6 de la tarde en programuchos de cuarta categoría como Mekano, Rojo, Yingo, o la mierda de turno. Por supuesto, en Chile existe la libertad, sobretodo relativa a la información, con medios de comunicación que están en manos de unos pocos, situación que menos gente en el poder se atreve a cuestionar. Por ahí trató de meter la cuchara Pancho Vidal con el tema de la Tv pública, sinceramente uno de los temas a discutir para la consolidación de la democracia, al menos en los medios, pero entre tanto discurso-metralleta y ir y venir pa' delante y pa' tras, se le terminó entendiendo menos que a Cantinflas un domingo en la mañana, con metáforas y correteos pal' lado que nunca centró el mensaje en quien realmente importa: la audiencia.

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