lunes, 11 de febrero de 2008

EL ANTRONAUTA

Pifiando después del Clan
La culpa la tiene Alberto Espina




Como ya era habitual, flotaba en mi nave - para comenzar un sobre vuelo más – justo en frente del palacete de Ñoñasky, ubicado en el bien vestido barrio Bellas Artes. Pero debo advertir que por estos tiempos no sólo ese sector de Santiago está de moda, también la delincuencia y todos sus malos pasos denunciados e inflados hasta el hastió por el diputado Alberto Espina. Aquel quijote que cada vez que puede se las ingenia para hacer de la inseguridad ciudadana el tema que ocupe veinte minutos diarios en los noticiarios. El mismo hidalgo que habla ante las cámaras faltándole muy poco para recomendarle al honrado ciudadano que mejor se quede encerrado en la casa porque la cosa afuera está muy peligrosa, por supuesto que por culpa de la ineficacia de los cuatro gobiernos de la Concertación. Me es incontrolable la tentación de culpar al diputado de inocular el miedo y la desconfianza en cada vereda y esquina de la ciudad.

El tema es que después de una noche muy pobre de ideas, anclábamos nuevamente en el Clan – clásico bar estancado en Bombero Núñez cuyos dueños abrieron bajo el alero de las leyes cansados de ser correteados por los pacos. Quizás se trata de uno de los antros que mejor supo rescatar el concepto de club en Santiago, sobre todo en aquella época cuando existían sólo dos pequeñísimos baños mixtos que hacían de su larga espera, el mejor momento para hablar con gente desconocida después de sacarle el cuero durante horas - junto a Ñoñasky - a la política chilena y a cada visitante del lugar, sin jamás soltar la incondicional piscola. Antes que los actores de teleseries se enteraran de su existencia y junto a ellos se instalara la electrónica y su manga de DJs, el Clan se perfilaba como el único boliche que daba licencias típicas de un sucucho clandestino. Se trataba del perfecto muelle donde amarrar la nave para luego guiarla a cualquier lugar, ojala, con más tripulantes.

Como aquella ocasión en que hacíamos intentos desesperados para no naufragar en una noche llena de desaciertos en el indeciso tumulto que se generaba afuera del local después del cierre de puertas, sobre todo cuando la esperanza de un segundo destino ya se disipaba. Pero como las ganas de extender la sandunga seguían intactas, aprovechamos aquel momento de dudas y nos dejamos invitar al departamento de un par de parroquianas, que de seguro, se encontraban más errantes que Ñoñasky y yo. Fueron pocos los minutos que demoró la nave para aterrizar en el perfumado barrio Lastarria…lugar donde se me apareció la fiscalizadora imagen de Espina hablándome de delincuencia y de los buenos versus los malos. Impertinente visión que me llevó a instalar un aparatoso instrumento de seguridad en la nave, operación que por lo menos me tomó tres minutos, tiempo más que suficiente para que nuestras espontáneas tripulantes aprovecharan para bajarse, salir corriendo le la mano y perderse en una de las calles que alimentan al cerro Santa Lucía. En medio de los gritos y el relato desesperado de Ñoñasky se nos escapaba una preciosa oportunidad de componer la fiestita sabatina. De seguro el cargante discurso del diputado también hacía eco en las conciencias de aquella dupla que huía despavorida ante el riesgo de engrosar los índices de asaltos, asesinatos, violaciones y femicidios que cada semana el parlamentario nos entrega. Por lo menos es lo que siempre quisimos creer sin jamás poner en duda nuestros encantos, apariencia y confiabilidad, menos pensar en la posibilidad de haber sido usados sólo con fines de acercamiento. Había que echarle la culpa a alguien… al cabo, Alberto Espina es facho y nos cae mal.

PD: Si quiere participar… adivine cual de los tres mal olientes es Ñoñasky.

Por Italo Franzani

6 comentarios:

kathryn dijo...

el mijito rico de diente de oro

Italo Franzani dijo...

error ! el cabro tiene oro pero no precisamente en sus dientes.

Anónimo dijo...

Yo veo tres ñoñasky...

PD: Si quiere participar… adivine cual de los tres ñoñasky me gusta más.

Anónimo dijo...

Yo cacho que el que sea un espalda mojada, se lleva el premiao ahí cabros

Anthony Zapata Cantinflas Bolaños,
pa servirle

Anónimo dijo...

JJAJJAJA...

Veo que tienes memoria, Erick...

saludos...

Erick Milla dijo...

Ya poh, Paty Lara, cuenta cual es el que te gusta más! Si ya la tiraste, ajajjaa
Besos