Editorial

Y la gaviota es para...

Y sin pena ni gloria pasó una versión más del Festival de Viña. Reconozcamos que el festival nunca ha sido bueno, que debe lidiar con una serie de factores que le agregan más y más mierda al estercolero que es su producción, que redunda en un show sin peso, con números malos o repetidos que ya hace rato dejaron de aportar.

Partiendo desde los animadores: no podemos tener un presentador como Sergio Lagos, con ese aire al mounstruo Frankestaine domingo en la mañana y un inglés como recién salido de un gettho. De ahí en más, toda la cadena hacia abajo parece ir mal, y es que la podredumbre llega a los cimientos. Pocas veces he visto un evento en vivo dirigido con tan poco oficio, con tan poco talento. Pinchazos rápidos a las cámaras saltando de eje, saltando de objetivo, no hacían más que enturbiar y deshacer el fin último de una transmisión como esta, que es hacernos una idea acerca del espectáculo en vivo. Cortar, trozar y despedazar parece era la consigna en la sala del switch. Que importa que al pelotudo que está en casa viendo esto le de una jaqueca. Craso error. Falta de ideas. Carencia de talento. Era como ver nuevamente Mtv en los noventa o peor, televisión argentina en cualquier momento.

Lo mejor fue la presentación de Salomón y Tutu-Tutu. El dúo había señalado sus ganas de estar en el escenario de la Quinta desde hace rato, pero ¿Para que? Si querían conocerla, podrían haber ido en un horario menos concurrido, sin tanta gente. Bastante malo el número, podrían haber preparado algo un poquito mejor, no un número de boite hedionda, flaite y trasnochada como lo es Morandé con Cía. Curiosamente, quien trabaja en los guiones con el dúo, compañero de universidad de los destacados colaboradores del PCPQLee!, Rodrigo Vergara, solía golpear su pecho en defensa de la cultura alternativa y su desprecio al star system criollo. Cada hombre tiene su precio y por unos dólares más, Oli -como le apodaban- debe estar revolcándose en su tumba. Al menos nos dimos cuenta que el público no son un grupo de zombies a quienes meter el pico en el ojo, al menos en ciertas ocasiones. Se salvó Kramer de suerte, por que harto fome que estuvo también.

Hay una serie de dudas que surgen cuando veo este armatoste viñamarino ¿Hasta cuando traen a Chayanne? ¿Que diferencia puede haber en sus tres últimos shows que amerite que venga 6 veces? ¿Por que tener en el escenario a dos grupos de pendejos cantando y bailando si la tortura se puede dejar sólo en uno? ¿Que se cree el concejal Celis? Debería trabajar en mejorar las vías de acceso de su puta ciudad, en vez de preocuparse de salir en los medios con la última bataclana que llegó al certámen. Si es una vergüenza como político, debe ser un imbécil como persona.

Curioso resulta también que la mitad de Chile se paralice por este certamen. Que una serie de productos y factores hayan crecido como callampas al alero del festival. Que los matinales se muden a la V región y transmitan desde la playa da la sensación de que no existe ni pase mucho más en nuestro país, pues arrastran consigo la mitad de los noticieros y gran parte del resto de la programación. Y bueno, por algún lado hay que darle circo al pueblo. No tendremos bailanta, ni carnaval, pero, para bien o para mal, tenemos Festival.

Erick Milla C.
erick.milla@gmail.com